viernes, 6 de octubre de 2017

FAT CITY



Tendría que haber sabido todo el tiempo que no era nadie. Con la mejilla apoyada en el frío cristal pensó en matarse, aunque una noche años atrás,  de pie en la calle entre las piernas de su padre en medio de la multitud,  había visto un hombre muerto cercado por un charco de sangre, un ojo atónito, y supo que a él le matarían,  que no se iba a suicidar. Tendrían que venir y atraparle,  y él los apalearía y los estrangularía y les dispararía, y luego saldría por patas.



No hay comentarios: